Estudio Bíblico - Siendo renovadas para honrar a Dios (EB-S1 #004)


Hoy en día podemos ver a muchos en las redes con una actitud desafiante, que hasta sin decir palabras, expresan esa famosa frase que de seguro muchos de ustedes en algún momento de sus vidas escucharon a alguien decir: “Mi cuerpo es mío y hago con el lo que quiera”

En las redes vemos tantas cosas, sin siquiera buscarlas. Están ahí, llenando tanto el espacio virtual, que terminan bombardeandonos y atosigandonos sin ser dichas cosas de nuestro interés. Y es así como muchas veces vemos a tantas personas, mujeres sin identidad.

Y es esa falta de identidad que les lleva a identificarse con cualquier cosa que ven, al punto de hacerlas parte de su vida, de su cuerpo. Por eso vemos que se toman el derecho de marcar su cuerpo y/o verstirlo como les da la gana, de entoxicar y dañar su cuerpo. Y todo lo hacen bajo el fundamento de que ëso es bueno. Generación de cristal, que a lo malo llaman bueno y a lo bueno llaman malo. (Isaías 5:20-25)

Oh Dios ten misericordia!!! 
Cuan errante viven la vida, concientes o no, de que un día tendrán que darte cuenta 😔 

Pero la palabra de Dios nos enseña lo siguiente:

¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo. (1 Corintios 6:19-20)

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. (Romanos 12:1-2)

A través de la misma él Señor nos da un recordatorio cómo llamado de atención y correctivo, acerca de la importancia de honrar a Dios con nuestros cuerpos. Y meditando en esa palabra, llegué a la conclusión que para poder lograr honrar a Dios con mi cuerpo al presentarlo como sacrificio vivo, santo y agradable, debo vivir en constante renovación.

Siempre habrá en nosotras algo que cambiar o mejor en Dios, y la clave aquí, es que podamos estar “dispuestas” a que Dios nos renueve y nos transforme conforme a su voluntad, aunque duela. Y no se trata solo de renovar nuestro interior, sino también el exterior. Tan solo piénsalo por un momento: ¿Sí nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo y deben ser tratado como tales, entonces, está bien que dejemos que el templo que somos se vea arruinado o alterado? 

¡Pues claro que no! 
El Señor quiere renovarnos para que seamos ante los demás y en nuestra comunidad, cómo un faro de luz brillante que refleja el amor y la gracia de Dios. Parece simple alcanzar ser ese faro, pero no lo es; porque ser renovados de tal magnitud, requiere de nosotras constancia y disciplina. La disposición de una entrega plena y completa ante en el Señor, y Él pondrá gracia para podamos soportar el proceso de dicha renovación.

Pues sólo así vamos a permiterle a Cristo obrar en nosotras, sin refrenar ni detener dicho obrar cuando estemos siendo esculpidas, talladas, modeladas, fundidas en fuego y pulidas en el taller de nuestro amado maestro. ¡Pues para poder ser diamentes en las manos del Señor debemos estar dispuestas a aceptar la renovación de Dios! Y recuerda, no es a nuestra forma, ni a nuestro ritmo; sino más bien, a al ritmo y a la forma de Dios. Y siempre enfatizo en eso, porque entiendo que tanto se repite está verdad que se convertirá en parte de ti, de tú vivir en Cristo Jesús.

Medita, ¿de qué necesitas ser renovada por Dios, tanto en lo interno como en lo externo de tu cuerpo? Ten en cuenta que la renovación puede ser diferente en cada uno, según su necesidad; y así mismo se refleja. Dios siempre nos dejará ser concientes de lo que necesitamos trabajar de su mano.

Para algunos puede ser la necesidad de perdonar, de dejar de ser orgulloso, dejar de ser vanidoso, o quizás dejar de desear riquezas al punto de corromperte. Quizas batallas con éstas situaciones y necesitas que Dios a través de su Gracia, te ayude y te renueve.

En otras ocaciones pueden ser la necesidad de bajar de peso no por belleza sino por salud, y necesitas ser renovado en esos viejos hábitos alimenticios y comenzar hacer ejercicios para cuidar el templo que eres y poder así, tener un mejor rendimiento en el Señor si eres del grupo de adoración, si trabajas con los ninos de la iglesia, o simplemente por tu salud. Pues debemos ser responsables ante Dios, aún en esas cosas. Porque el sobre peso y la obesidad traen consigo muchos problemas de salud  para el cuerpo de Dios.  

Para otros podría ser la necesidad de recibir sanidad física, ser renovados del pecado sexual, del hábito de mentir, del miedo, de tomar lo que no es tuyo, calumniar, codiciar, o bien sean tus pensamiento y malos deseos. 

Simplemente, medita en la presencia del Señor; y escudriña dónde se encuentra alojada tú necesidad de renovación para su cuerpo, tanto por dentro como por fuera, según sea tú necesidad. Y permite que Dios nuestro amado Señor, obre sanidad en tu vida para tu crecimiento y bendición; para su gloria y honrra. En el nombre de Jesús, Amén.

Amada, porfis no te vayas, sin antes contarnos en los comentarios que aprendiste a través de éste estudio. Espero nos podamos leer mañana a la misma hora 6:00 pm (hora de New York),  para que continuemos con el estudio #004 de ésta serie EB-S1


Con amor, Vanessa Sev D'Martinez ೃ༄*ੈ✩
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