Soy amada y escogida por Dios

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Soy escogida, amada, valorada, aceptada y le pertenezco por completo a Dios

Hoy quiero hablarle a tu corazón para que encuentre su identidad en Jesús, la identidad que te fue dada al aceptar a Cristo como tú Salvador. 

Esa identidad que muchas veces se empaña y se marchita por el mal trato que otros conscientes o no, a veces te dan. Por las duras palabras que recibimos de quienes menos esperamos, por la distancia trazada por quien esperábamos estuviera cerca, por la indiferencia de aquellos que en ciertos momentos necesitamos; y solo nos dieron la espalda. 

Necesitamos entender que muy independientemente de lo que los demás digan o hagan, nuestra identidad está segura en quien Dios dice que somos. Y Dios dice que somos amadas y escogidas con propósito eterno. Dios dice que somos preciadas por lo que somos ante Sus ojos, no por algo que hayamos hecho o dejado de hacer para el o los demás. Somos más que un diamante en Sus manos, valientes y virtuosa, únicas en nuestra clase porque somos importantes para El.

Cuando entendemos eso a plenitud, no habrán palabras descompuestas ni acciones que afecten ante esa verdad anclada en nuestro corazón. Nuestra identidad está formada por lo que creemos sobre nosotras mismas. Y qué es lo que creemos? …pues la verdad que Cristo ha declarado sobre nosotras. 

Pero hay veces que una simple conversación, acción o pensamiento nos hace tambalear emocionalmente y nos hace sentir  que somos rechazadas e inútiles, y ese sentimiento retumba en nuestra cabeza una y otra vez hasta que lo creemos. Por eso chicas, debemos vivir meditando en Su palabra y Su verdad, para que no seamos confundidas con mentiras. Debemos ser como sabias escogidas, que no dan lugar a esos pensamientos que no vienen de Dios.

No debemos basar nuestra  identidad en lo que asumimos de otros, o según el pensamiento y comentario de alguien más. Debemos saber quienes somos en Dios; creerlo y caminar conforme a ello. 

Así que nunca más pensemos que porque “X” cosa sucedió, asumiremos que “Y” debe ser cierto. Que no nos sustenten las suposiciones ni opiniones de los demás, sino la opinión de Cristo.

Recuerda que al cambiar quién define nuestro valor, estaremos reescribiendo la forma en que veremos esas situaciones. Por tanto, permite siempre que sea Jesús quien te defina y no los demás.

No te detengas tratando de entender, porque, pues aunque no sepa la razón del porque de esa situación, Dios que todo lo sabe, se hará cargo de ello si tú se lo permites. Con Su gracia Dios te enseñará que hacer mientras te ayuda a guarda sobre toda cosa guardada tu corazón, del cuál mana la vida. 

Amada, cuando tú identidad no esté ligada a lo que los demás piensen de tí, te sentirás más segura en Cristo Jesús para saber cómo liderar con ello sin detenerte ni deprimirte. Podrás  orar con misericordia por aquellos que sin comprensión tiene una particular opinión de ti, por aquellos que sin saber porque se han alejado de ti, aquellos que por alguna razón con sus acciones han lastimado tú corazón. Sabrás orar a pesar de, cuando la identidad de Cristo mora en ti, porque no te enfocas en el mal que te hayan hecho, sino más bien, en saber mirarles con misericordia sus defectos y atesorar sus virtudes sobre las aguas de la oración.

«Recuerda que eres hija muy amada y escogida por Dios con estos propósitos»

Y créanme mis amada, qué hay una profunda sabiduría en saber asumir lo mejor de los demás; poder darme cuenta de que no siempre se trata de mí me ayudará a extender la gracia de Cristo tanto como sea posible… Aún en aquellos que de alguna u otra forma, conscientes o no, me han calumniado, me han lastimado y que piensan mal de mi sin razón.

O R E M O S

Amado Padre Celestial, gracias por Tu amor incondicional por mi. Te pido que me ayudes a recordar que mi identidad está en Ti y no en otras personas o circunstancias. Te agradezco porque sin importar lo que esté sucediendo a mi alrededor, puedo descansar en Tus brazos amorosos. En el Nombre de Jesús, Amén.

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