A veces, en medio de la rutina o las dificultades, caemos en la trampa del desánimo y el autoabandono. Vamos dejando de cuidar lo espiritual y por ende, dejamos de cuidar nuestro corazón, nuestra mente y nuestro cuerpo, olvidando cuánto valor tenemos para Dios. Pero hoy quiero recordarte que Dios te considera preciosa, honorable y profundamente amada.
Su amor hacia ti es incondicional y no depende de lo que hagas o dejes de hacer. Descansa hoy en la certeza de que eres amada por el Creador del universo. Deja que esa verdad transforme tu forma de verte y de cuidarte a ti misma.
Ten en cuenta que los cambios, para bien o para mal; siempre parten de una decisión. Autoabandonarse como el autocuidarse también son decisiones que conscientes o inconscientemente tomamos según las situaciones que afrontamos y según estemos en Dios.
Por ejemplo, tener una buena salud mental depende de cuán estable y buena sea nuestra relación, intimidad y consagración con Dios. Por tanto, si nuestra salud mental no esta bien, ya sabemos por que es; y en ese caso, debemos de buscar ayuda profesional, además de la espiritual.
Y por que traigo esto a colación?
Porque debemos tener en cuenta que nuestra salud mental siempre influirá en las decisiones que tomemos, por ejemplo: si nos descuidamos y destruimos a nosotros mismos como si nada más importara, o si decidimos mantenernos firmes en ese amor, autocuidado e integridad que Dios nos ha dado y enseñado; para que ante cualquier adversidad nosotros podamos mantenernos firmes en El.
Como ves, una cosa lleva a la otra. Y lo importante es entender sin paños tibios como hemos llegado al punto en el que nos encontramos. Debemos ser conscientes de nuestra condición y reconocer con honestidad ante Dios que necesitamos de Su ayuda en intervención.
Reconocer esto, conlleva que seamos valientes y capaces de tomar decisiones. Decisiones que te permitan salir del pozo en el que te encuentras estancada.
Por eso hoy te invito a que le permitas a Dios recordarte lo importante que eres para El (Isaías 43:4a), permitele sanar tu dolor, tus heridas… permítete recibir su perdón y perdonar lo que necesites perdonar para que puedas soltar todo peso, toda carga y; puedas liberar tu alma de la esclavitud que el dolor, el odio, resentimiento y la falta de perdón pueden dar.
Recuerda, tu eres especial para Dios, Jesús te ama como nadie lo hará y a través de este mensaje Él quiere recordártelo para que lo vuelvas a tener muy presente. Dios quiere que te ames a ti misma, que te cuides y valores como la joya que eres para El.
Deposítate en sus manos y El hará resplandecer en ti el brillo que llevas dentro. Como dice Su Palabra: ¡Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti! (Isaías 60.1)
Mujer amada y escogida de Dios, ya no permitas que el temor ni la duda te impidan recibir la libertad que solo el amor de Dios puede dar. Pues en esa libertad, su amor nos enseña, nos corrige, nos redarguye y con paciencia nos capacita en todas las áreas que necesitamos; incluyendo el arte del amor propio y el autocuido. Porque según nos amamos y autocuidamos, será si reflejaremos o no el carácter de Dios en nuestra vidas.
Corazón, esto es lo que aprendí después de haber pasado por TANTO después de pandemia 😷 siendo mi esposo y yo sobrevivientes del COVID en sus inicios. Nosotros nos vimos al borde de la muerte y vimos a Dios obrar sobrenaturalmente en nuestra sanidad, pues nunca fuimos al doctor. Y a pesar de ver su Gloria, no sé cómo pero el encierro y otras situaciones de salud como una anemia constante por la gran pérdida de sangre en prolongados periodos menstruales, quistes, miomas, etc . . . de repente y poco a poco a la vez, me fui debilitando espiritualmente; además de estar en esos momentos con muchas batallas mentales, para mí no fue fácil… y sabemos, que la batalla que no ganas en tu mente, será batalla que perderás espiritualmente.
Así que, cuando vine a reaccionar de mi situación, ya habían pasados varios años en una lucha sobrehumana por mantenerme en el Señor, en su verdad; combatiendo el temor e inseguridad, sobrecargada con los deberes familiares, ministeriales que sin darme cuenta me llevaban a un descuido de mi relación genuina espiritual, en mis a solas con Dios.
*A través de mi proceso aprendí que las iglesias tienen tantas cosas (actividades) que humanamente te cargan, a un punto que el cuerpo físico no da para más, y por default como defensa automática del mismo cuerpo humano, terminas orando menos, quedándote dormida al orar o leer la palabra, y empiezas a menguar tu búsqueda íntima y personal con Dios (lo cual es lo más importante para Dios, tu relación personal con El. Dios prefiere que dejes cualquier cosa menos eso).
Y esto pasa porque tu cuerpo está excesivamente agotado, y ese agotamiento te lleva a un estrés crónico que de repente comienzas a enojarte fácilmente por cualquier cosa, esto da al traste de los problemas en el hogar… y así se comienza a tambalear tu cimientos en Dios, y cuando menos lo esperas viene el enfriamiento y si no prestas atención, luego vendrá la caída. Lo cual es muy peligroso.
Y es que no nos damos cuenta de todo esto porque estamos activos en la iglesia haciendo montones de cosas para Dios, más el hogar y si trabajas; ni hablar . . . Terminamos dándole las sobras a Dios en nuestra búsqueda a solas con El.
Esto me enseñó que podemos estar activos en la iglesia pero inactivos y desconectados de Dios. Porque la conexión con Dios es a solas que sucede, es en lo secreto en oración y a los pies de Su Palabra… para que entonces en público puedas ser verdaderamente usado por Dios, para que además puedas mantenerte firme ante las pruebas, para que el desánimo no te arrope y el autoabandono y descontrol emocional no te consuman. Por eso es tan importante proteger, preservar y salvaguardar tu intimidad con Dios por encima de ¡TODO!
Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6.6
A eso nos manda la palabra, pero hacemos todo lo contrario, gastamos más tiempo y energía en lo que hacemos públicamente para Dios que lo que hacemos intensamente. Y todo por la presión e imposición de normas doctrinales que ministerialmente te imponen.
Pero toda la responsabilidad no es de la iglesia, de los líderes y pastores, es más bien nuestra; que por desconocimiento terminamos cediendo SI a todo lo que nos dicen, olvidándonos que decir que NO también es de Dios.
Este es un tema que lamentablemente muchas veces la religiosidad no nos permite comprender. Si eres de los que sí entiende lo que trato de explicar, por favor, déjame un comentario. ¡Me gustaría leerte!
En conclusión, todo en mi vida fue como un a montaña rusa, desde pandemia hasta hace año y medio a la fecha de hoy (6 Junio 2025) que Dios empezó a intervenir en mi vida como cuando Elías estada escondido en la cueva (1 Reyes 19), tenía un desánimo tan fuerte que lo solté todo, yo estaba durante todos esos años de altas y bajas, sobreviviendo especialmente, como un carro en emergencia; así estaba mi vida.
Era una montaña rusa en todo los aspectos de mi vida: económicos, matrimonial, familiar, emocional, de salud, espiritual, etc… Y darme cuenta de esto, reconocer mi situación, en la condición que me encontraba, fue algo que me costó.
Dios tuvo que intervenir para comenzar a mostrarme, corregirme, enseñarme, consolarme, fortalecerme y restaurarme para levantarme y hoy poder estar aquí compartiéndote esto. Me tomo año y medio, Dios trancando fuertemente conmigo. Tratando con alguien que recuerda, lo había soltado todo y espiritualmente estaba desfalleciendo, yo hasta me soñaba que mi casa estaba sin seguridad, y que solo una lamparita de gas alumbraba un poco. Eso era Dios mostrándome mi condición espiritual. Su misericordia nunca me dejó, y gracias a Dios solo desfallecí en mi búsqueda porque siempre se mantuvo el temor en mí hacia el mundo (o sea, no me fui al mundo). Pero en mi hogar no estaba orando ni leyendo la palabra ni congregándome.
Estoy agradecida con Dios que me ayudó a salir de todo eso y me dio las fuerzas y la voluntad para desde el hoyo en el que me encontraba poder dar ese paso de fe nuevamente. Me costó tiempo, lágrimas, valentía y esfuerzo. Me costó aprender amar la soledad, desconectarme del mundo, de las personas (con la excepción de mi esposo e hijos), para poder solamente escuchar la voz de Dios.
Porque en momentos decisivos, hay voces de Cristianos que el enemigo usa para hablarte y confundirte. Por eso para mí fue necesario desconectarme de todos y mantenerme conectada solo con Dios, para solo escuchar su voz. Porque todo el mundo siempre tiene algo que decir, que sugerir, pero en momentos así, solo la voz de Dios cuenta.
Dios sigue trabajando conmigo, pero me alienta y me anima ver como Dios comienza a sacar la luz que llevo por dentro y que el enemigo intento apagar. Pero Dios me dio la victoria y sé que también te la dará a ti. Esa es mi fe. Gloria al Señor!!!
Este fue mi caso, no sé cuál haya sido el tuyo; pero sea por lo que sea que haya llegado a tus vida el desánimo y por ende el autoabandono, quiero que sepas que es temporal si así tú lo decides. Y hoy puede ser su fecha de caducidad. Créeme, no es casualidad que estés leyéndome, sino más bien, propósito de Dios. El habla a tu corazón porque quiere recordarte lo amada que eres por El, lo especial que eres para Él y lo importante que eres para Su Reino. Tu eres la niña de Sus ojos. (Salmo 17.8)
Levántate y resplandece . . . Con su ayuda, tú puedes!!!
ORACIÓN
Dame las fuerzas y la valentía para salir de la trampa del desánimo y el autoabandono en la que poco a poco caí mientras huía de lo que amenazaba mi alma, mi espiritu, y perturbaba mi mente y corazón. Ayúdame a seguir avanzando de tu mano sin temor a los obstáculos, con una mente positiva, puesta en tu verdad. Recordando siempre, que no estoy sola, que tu estás conmigo… y que cada prueba que me permites pasar, tan solo sacara lo mejor de mi y me harán más fuerte en ti.
Gracias Dios por amarme tan incondicionalmente, gracias por tu paciencia y no rendirte a un cuando yo lo hacía. Y gracias, por que tu misericordia nunca dejó de sobreabundar sobre mi. Gracias Padre, el nombre de Jesús, amén.
PENSAMIENTO
Cuando entiendas lo valiosa que eres para Dios, nunca más te descuidarás a ti misma.

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