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El estancamiento puede hacerte sentir atrapada, sin rumbo ni esperanza. Pero Dios siempre tiene un plan para tu vida, y Él desea guiarte hacia adelante, paso a paso. No tienes que dar grandes saltos, solo pequeños pasos de fe y obediencia que te acercarán cada día más a Su propósito para ti.
Comienza hoy con un paso pequeño: una oración breve, una tarea sencilla, un acto de bondad hacia ti misma o hacia otros. Cada paso que das con fe, Dios lo usa para abrir nuevos caminos y oportunidades.
El estancamiento no siempre es señal de fracaso; a veces es la pausa que Dios permite para redireccionarte hacia algo mejor. Es en esos momentos donde Él trabaja internamente en tu carácter, en tu paciencia y en tu dependencia total de Él. No temas esa aparente quietud; Dios sigue obrando, aunque tú no lo veas.
Sé intencional en hacer pequeños cambios: levántate un poco más temprano, ordena una parte de tu espacio, habla con Dios unos minutos más. Estas acciones sencillas, hechas con constancia, pueden romper la inercia y traer renovación a tu espíritu. Avanzar poco a poco también es avanzar.
Padre, ayúdame a salir de este estancamiento. Muéstrame los pequeños pasos que puedo dar hoy para avanzar en Tu plan. Fortalece mi fe para confiar en Tus buenos propósitos para mi vida. Gracias por caminar conmigo. En el nombre de Jesús, amén.
“Grandes avances comienzan con pequeños pasos guiados por Dios.”
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