Aún hay esperanza para ti... No te des por vencido

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Entró en su habitación, cerró la puerta y se sentó en el rincón más vacío que tenía. De repente, sus lágrimas comenzaron a derramarse lentamente y ese hermoso maquillaje comenzó a mancharse. Esas lágrimas eran el llanto de su alma, de hecho, ella siempre estuvo muy cerrada, nunca quiso ni supo como expresar sus sentimientos. Siempre se guardó todo para ella misma y trató de demostrar una fortaleza externa que por dentro no sentía, porque poco a poco sus heridas la consumían y la derrumbaban.

Fueron pocas las veces, que pudo olvidar y desprenderse de su fatuo pensamiento que le hacía fingir una fortaleza que no tenía, y que le impedía darle la libertad que necesitaban sus lágrimas contenidas; producto de tanto dolor retenido en su alma. Pero que bueno es cuando nos damos cuenta, que incluso las personas más fuertes también necesitan llorar a veces y ser abrazadas y consoladas por la paz que solo Dios sabe dar.

Esa joven tenía tanto dolor por dentro, producto de un gran acumulamiento de abuso, de pérdidas, acoso, humillación y decepción tras decepción. Desde niña empezó a sentir el fallo de quienes más debieron cuidarla y protegerla. Son tantas las cosas que la marcaron, heridas que ella se mantiene cargando impidiéndole avanzar y encontrar la paz. Hoy por hoy guarda tanto resentimiento en su corazón herido desde su infancia, que ni las personas más cercanas a ella lo saben... solo Dios!!

Todo esto la consumía, aunque a veces sabía driblar todo ese conjunto de emociones encontradas y sentimientos comprimidos... mas otras veces no sabía como hacerlo. Fue en esos momentos, cuando no sabía cómo, que más se detuvo para escuchar los grito de auxilio que le daba su corazón. Así sensible y demasiado herida, fue como se detuvo para escucharse y hablarse a sí misma en medio de llanto y dolor. Esas lágrima que caían le ayudaban a liberar un poco su alma cargada, y le ayudaba a reconocer que necesita de la intervención de Dios en su vida. Es así como la niña rebelde pero herida, de vez en cuando comenzó a orar a Dios para pedirle que le ayude, y el Señor la escuchó y la abrazó, y así, un día más logró vencer.

¡A menudo, esa chica eres tú!

¡Quizás no con esos mismos traumas,

porque  cada uno carga con sus propias heridas!

Cada uno tiene sus propios traumas a raíz de un dolor interno que nadie ni siquiera imagina. A menudo, somos esa chica que finge ser feliz en público pero que llora de tristeza en privado. Somos esa chica que todos los días suele decir "todo está bien", porque nada le importa. Es la que dice "eso no es nada" cuando si lo es.

Esa chica que se muestra fuerte es la que ni siquiera cree que el sol vuelva a salir para brilla a su favor. Es la que vive sin mañana ni esperanza, la que no confía en nadie, y finge ser valiente. Esa es la chica que disimula muy bien las heridas que a simple vista no podemos ver. La chica rebelde, que va siempre contra el mundo, que vive enojada con Dios, por eso casi no lo busca, y cuando lo hace es porque su alma cansada se desploma sin poder avanzar.

Ésta chica no tiene amigos, su familia le ha fallado y todo eso la lastima. En sus ojos puedes ver ese gran vacío que busca con ansias ser llenado y saciado. A veces se enoja cuando las cosas no salen como esperaba; ella no entiende sus frustraciones, no haya respuesta a sus preguntas, no tiene un doliente que la comprenda, ni una mano amiga que la ayude a levantar y salir de esa oscuridad. 

Ella no haya salida a sus problemas, por eso vive rendida ante la vida, no conoce del amor ni del perdón, y se pregunta para que ésta viva. En su diccionario no existe la palabra futuro porque no tiene esperanza, por eso cada noche cuando alcanza cerrar sus ojos duerme esperando no despertar.

LO QUE ELLA NO ENTIENDE, es que con tanta turbulencia y enojo continuo, con tanto odio y resentimiento, con tanta negatividad a su alrededor; nada puede salir bien, y eso a la vez la desalienta, le decepciona y le hace perder cada vez más la esperanza que un día tuvo, la esperanza de que un día las cosas en su vida puedan cambiar, la esperanza de que un día el sol pueda brillar a su favor.

Pero tengo algo que decirte, a ti que al igual que ella has perdido la esperanza, y es que tu situación actual no será tu destino final ¡CRÉELO! Porque Jesús no murió en una cruz para que tu tengas una vida así, no es lo que Dios quiere para ti, él tiene cosas mejores preparadas esperándote, y todo esta a un click de tu decisión. Porque debes decir si escoger lo que Dios te ofrece o seguir en la vida que llevas. Lo que has pasado y vívido no lo podrás cambiar, solo puedes cambiar tu presente y futuro; y para lograrlo necesitas tomar decisiones diferentes a las que regularmente tomas.

Si has tomado tantas decisiones sin resultados diferentes a lo que esperas, ¿entonces porqué no intentar tomar la decisión de darle una oportunidad a Dios? ...Total no pierdes nada con intentarlo, no crees?!!!

Sin embargo, debes saber que aun con Cristo la vida no siempre será un lecho de rosas, pero  estarás protegida, no te quedarás atrapada en medio de esos dolorosos sentimientos y angustiantes recuerdos que te consumen por dentro. Con Cristo no seguirás viviendo como muerto en vida, volverá resurgir la esperanza, conocerás de la paz y la alegría, verás como el sol brilla a tu favor. Con Cristo Jesús tendrás consuelo, fuerzas nuevas, y aliento... ¡no te sentirás sola porque Dios estará contigo trabajando en ti para sanar tu corazón y que puedas empezar de nuevo! 

En el momento que le permitas a Jesús entrar en tu vida, él tomará tus cargas y te dará las fuerzas que tanto necesitas para seguir adelante y enfrentar toda situación que se presente en tu vida. La paz que tanto anhelas y necesitas, solo Jesús te la puede dar. Ésto es algo que no se compra pero que sí la puedes buscar en él.

Porque Jesús vino a darnos vida y vida en abundancia, vino a sanarnos, vino para liberarnos y transformar nuestras vidas. Hay cosas que dependen sólo de Dios, otras dependen de nosotros; así que ora, y llora en su presencia, desahoga tu corazón, saca fuera ese dolor, pídele que te ayude y te salve del infierno en el vives. Al pedirle ayuda a Dios debes cree que Él puede hacerlo por ti, si lo crees, entonces no te guardes nada al hablar con Él, se sincera sin pena ni temor porque a Él no lo puedes engañar, pues Dios te conoce mejor que nadie. 

¡Permite que Dios pueda entrar en tu corazón completamente...

y no a medias, para que El pueda verdaderamente generar los cambios que tanto deseas y esperas!

Solo así podrás ver a Dios obrando a tu favor, sanando tu corazón. Debes estar dispuesta a permitirle a Dios obrar en ti, pues como buen caballero él no hará nada que no le permitas. Debes tener la intención de despojarte de toda carga, debes estar dispuesta a perdonar, dispuesta a comenzar de nuevo y de cero si es necesario.

No será fácil, pero tampoco imposible porque Dios estará contigo ayudándote y fortaleciéndote a cada momento hasta que puedas vencer en cada situación enfrentes. Solo no te desesperes, tan solo persevera en la oración, velando en ella con acción de gracias a Dios (Colosenses 4:2) por la oportunidad que te brinda. Por nada dejes de confiar en Dios, debes cree a ciegas que Dios toma el control de tu situación, pero tú debes otorgarle ese permiso, y entonces Él hará el resto!!!

Recuerda, que el que está en nosotros es mayor que el que está en el mundo. Él es quien nos da la certeza de que el llanto puede durar toda la noche pero la alegría llegará por la mañana al salir el sol y brillar a nuestro favor. (SALMOS 30:5)

¡Sabes, aún hay esperanza para ti, que lo das todo por perdido. Sólo Dale una oportunidad a Dios para que intervenga a tu favor... no te des por vencido!

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Jesús como tú salvador!

🙏🙏🙏

Dios te bendiga ♥ Con amor escribe, tu amiga y hermana en la fe

Vanessa Martinez, Ministerio Mujer Escogida © 2021 — Mateo 22.14

“El-Roeh”, el Dios que me ve!! “Jehová Ishi”, esposo mío, mi Dios y salvador!!!