Esperanza restaurada



Leer: Juan 5:1-8
Cuando Jesús lo vio acostado […], le dijo: ¿Quieres ser sano? (v. 6).

¿El cielo es azul? ¿El mar es salado? Estas preguntas tienen respuestas muy obvias, e incluyen un poco de sarcasmo.

Si no tenemos cuidado, nuestros oídos modernos —a veces, hastiados— podrían captar cierto sarcasmo en la pregunta de Jesús al inválido: «¿Quieres ser sano?» (Juan 5:6). La respuesta obviamente podría parecer: «¿Es una broma? ¡Hace 35 años que espero que me ayuden!».

Pero no hay nada de sarcasmo. La voz de Jesús está siempre llena de compasión y sus preguntas siempre procuran beneficiarnos ante la situación que atravesamos. Jesús nunca pregunta por preguntar.

Jesús sabía que el hombre quería ser sano, y también sabía que hacía mucho que nadie se ofrecía para ayudarlo. Más bien, lo que Dios buscaba al preguntarle esto, era el hecho de poder restaurar la esperanza que aquel hombre había perdido. Antes de realizar su milagro, Jesús quería restaurar su fe para que se active la esperanza en él, esto mediante una pregunta bastante obvia y ofreciendo opciones de respuesta: «Levántate, toma tu lecho, y anda» (v. 8).

Cada uno de nosotros es como aquel inválido, con áreas en la vida en las que hemos perdido la esperanza. Entonces, el Señor nos ve y nos invita a renovar esa esperanza a través de la fe, al creer en Él.

Señor, sabes que hay áreas en mi vida en que perdí la esperanza.
Por favor, ayúdame a confiar en ti.

  • ¿Cómo has ido perdiendo la esperanza? 
  • ¿De qué formas te ha mostrado Dios su compasión?

1 Samuel 25–26 | Lucas 12:32-59

Con amor, Vanessa Sev D'Martinez ೃ༄*ੈ✩
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