

Una mirada lúcida hacia el mundo y su historia nos lleva a pensar que Dios desempeña un papel clave para protegerlo. En este mundo, la violencia y la astucia, aliados del interés y del orgullo, parecen dominarlo todo.
Trátese de individuos o pueblos, a menudo la fuerza prima sobre el derecho. Por esta razón, hace mucho tiempo que la humanidad hubiese podido caer en un caos total, o estar sometida a un individuo o a una raza cuyo poder hubiese destruido o esclavizado a los opositores.
Sin embargo, esto solo se produjo parcialmente, a pesar de tanto odio, de violencias mortales y de tantos esfuerzos por parte de diversos jefes para establecer un dominio universal. ¿Por qué? Porque en un momento u otro, un acontecimiento imprevisto o una serie de pequeñas circunstancias imperceptibles destruyeron el poder que parecía dominar todo, hicieron surgir otro, restablecieron el equilibrio, y esto hizo que la vida de la humanidad continuará su curso.
Esta misteriosa intervención que cambia en un instante el curso de la historia fue llamada fatalidad, destino, azar, o incluso justicia natural. Por medio de la Biblia sabemos que Dios, como soberano y justo, prosigue la ejecución de sus planes: Él tendrá la última palabra en la historia humana, así como tuvo la primera palabra (Hebreos 11:3).
Sin embargo, esto solo se produjo parcialmente, a pesar de tanto odio, de violencias mortales y de tantos esfuerzos por parte de diversos jefes para establecer un dominio universal. ¿Por qué? Porque en un momento u otro, un acontecimiento imprevisto o una serie de pequeñas circunstancias imperceptibles destruyeron el poder que parecía dominar todo, hicieron surgir otro, restablecieron el equilibrio, y esto hizo que la vida de la humanidad continuará su curso.
Esta misteriosa intervención que cambia en un instante el curso de la historia fue llamada fatalidad, destino, azar, o incluso justicia natural. Por medio de la Biblia sabemos que Dios, como soberano y justo, prosigue la ejecución de sus planes: Él tendrá la última palabra en la historia humana, así como tuvo la primera palabra (Hebreos 11:3).
El mal parece dominar un momento, pero el amor de Dios y su justicia triunfarán al final. ¡Ya triunfaron en la vida de numerosas personas que creyeron en él!
Lecturas:
Jueces 20:1-23 | Apocalipsis 21:1-14 | Salmo 148:9-14 | Proverbios 31:8-9
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