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Cuando la vida parece más pesada de lo que puedes cargar, la voz de Dios te invita a acercarte a Él tal como estás. No importa si vienes con lágrimas, con preguntas o con un corazón cansado. Él no espera que llegues fuerte ni perfecta; espera que llegues sincera y dispuesta a descansar en Su amor.
Cuando el peso de la vida te doblegue y tus fuerzas parezcan esfumarse, ven a Mí sin miedo ni reservas. Descansa bajo la sombra de Mis alas, donde siempre hay espacio para el cansado y el quebrantado. No me incomoda tu fragilidad; al contrario, es el puente que me conduce hacia ti. Tu debilidad me conmueve, despierta en Mí ternura y un profundo deseo de levantarte. No tengas vergüenza de tu cansancio, pues Yo conozco la historia que has vivido y cada batalla silenciosa que has librado.
No te compares con quienes parecen avanzar con pasos ligeros, como si el camino fuera fácil para ellos. Su trayecto es diferente al tuyo, y Yo les he dado la medida de fuerza que necesitan para cumplir su propósito. A ti te he confiado un regalo distinto: una fragilidad que, en Mi Presencia, se convierte en un terreno fértil para que tu espíritu florezca con una belleza que pocos comprenden. Esta aparente debilidad es, en realidad, un tesoro oculto: frágil a los ojos humanos, pero luminoso y poderoso cuando se entrega a Mí.
En vez de intentar disfrazarla o esconderla, entrégamela por completo, y verás cómo la convierto en una fuente de bendición para ti y para otros.
Muchas veces crees que tus limitaciones son un obstáculo para avanzar, pero en mis manos se convierten en una plataforma para mostrar Mi poder. Cada lágrima que derramas, cada suspiro que crees que pasa desapercibido, Yo lo recojo y lo transformo en fortaleza para tu alma. No necesitas aparentar tener todo bajo control; necesitas confiar en que Yo tengo el control.
A través de tu debilidad, otros podrán ver que no es tu fuerza la que te sostiene, sino Mi gracia. Por eso, no temas ser un testimonio vivo de dependencia en tí. Cuando reconoces tu fragilidad y te aferras a Mi presencia, te conviertes en un faro de esperanza para quienes también están cansados y buscan refugio.
Recuerda que la meta no es vivir sin problemas, sino aprender a caminar de la mano Conmigo en medio de ellos. Cada paso que das apoyada en Mí fortalece tus raíces y te prepara para dar fruto incluso en los tiempos más difíciles.
No quebrará la caña cascada, ni apagará la mecha que apenas arde; con fidelidad establecerá justicia.
(Isaías 42:3)
Aunque las montañas se desmoronen y las colinas desaparezcan, Mi amor fiel hacia ti permanecerá para siempre; Mi pacto de paz jamás será quebrantado —dice el Señor, quien tiene compasión de ti—.
(Isaías 54:10)
De la misma manera, el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad. No sabemos cómo orar como conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos profundos que trascienden las palabras.
(Romanos 8:26)
Hoy, en lugar de ocultar lo que te duele o lo que te agota, entrégaselo a Dios en oración. Reconoce que necesitas Su ayuda y permite que Él te renueve. Haz una lista de las áreas en las que sientes más debilidad y, una a una, preséntalas delante de Su presencia. Cree que Él puede convertir tu fragilidad en fortaleza y tu cansancio en descanso verdadero.
Señor, hoy vengo a Ti con todo lo que soy: con mi debilidad, mis cansancios y mis batallas. Te entrego cada área de mi vida que necesita Tu toque sanador. Enséñame a ver mi fragilidad como un regalo que me acerca más a Ti. Ayúdame a descansar en Tus promesas y a vivir confiada en que Tu gracia me sostendrá. Que otros puedan ver en mí no mi fuerza, sino Tu amor y Tu fidelidad. Amén.
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